Bienvenidos al centésimo décimo segundo programa de EL TERCER PLANETA emitido el 12/10/2012 y conducido por Julio A. Guerrieri y Sergio O. Rubinetti ... y gracias por estar.
Desde que el Ser Humano se organizó en sociedad, comenzaron a establecerse distintas corrientes de opinión, formación y creencias. Así los pueblos antiguos creían que sus destinos estaban regidos por los designios de una pléyade de dioses familiares entre si la mayoría de las veces a los que se les ofrecían habitualmente sacrificios de animales y de personas para garantizar a sus pueblos prosperidad, dicha y abundancia.
En medio de este panorama, algunas pocas culturas como la escuela Jónica prefirieron hacerse de argumentos válidos para sus decisiones abrazando la observación y la experimentación. Los jonios eran hombres prácticos; mercaderes y comerciantes que navegaban por todo el Egeo y parte del Mediterráneo en la compraventa de mercancía. Ello les favoreció para tomar contacto con muchas culturas y aprender costumbres y conocimientos de ellas. Pero no siempre fue así. Las clases sacerdotales fueron las dominantes en la toma de decisiones de todas las culturas y el conocimiento de la verdad se volvió un enemigo peligroso para el desarrollo y el bienestar de la gente. Era mejor inculcar un castigo en el más allá bajo las condiciones dictadas acá para evitar revueltas, levantamientos, sublevaciones y revoluciones. Y este perverso sistema funcionó muy bien.
Muy largo fue el camino hasta la aparición del Método Científico Experimental, (MCE), muchos siglos después. Las corrientes de opinión se fueron transformando en corrientes de pensamiento científico en muchos países ya establecidos sobre todo en Europa. El cisma entre Ciencia y Religión ya se había producido y era evidente, pero las sociedades no se adaptaron rápidamente a los cambios de sus ideas. Las instituciones religiosas contraatacaron inmediatamente afianzándose económicamente para poder sobrevivir y anquilosarse en los gobiernos y en los estratos civil y militar de la sociedad. El darwinismo despejó por fin el horizonte de la evolución mostrando un camino evolutivo desde lo simple a lo complejo. Contrarrestando a esta corriente apareció el creacionismo, un modo de pensar que se retrotrae a la antigüedad monoteísta sosteniendo que todo ser vivo procede de un acto creador cuyos argumentos son defendidos con pura pasión en contra de la razón sostenida por la Ciencia. Los creacionistas están por todos lados y en muchos gobiernos. Solo falta que hagan abjurar a todos los científicos del mundo como lo hicieron con Galileo Galilei.
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