Hoy quiero poner encima de la mesa la importancia que tienen nuestra decisiones emocionales y cómo influyen en nuestro día a día.
El detonante, una vez más, fue una escena cotidiana en mi barrio. La escena de dos niños bajando de un taxi en la puerta de un comercio de mi barrio, me hizo desarrollar una teoría que reflexiona sobre cuál es el mejor colegio para nuestros hijos.
El dilema es si queremos un colegio que les de la mejor educación pero que nos impida verlos crecer… o les llevemos a un colegio que nos permita mantener la conciliación familiar, participar de forma activa y diaria en su educación y no perdernos su crecimiento y desarrollo, en estos años tan cruciales.
Si quieres comentar este episodio puedes escribirme a: hola@nachocaballero.com
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