Bienvenidos al centésimo décimo sexto programa de EL TERCER PLANETA emitido el 09/11/2012 y conducido por Julio A. Guerrieri y Sergio O. Rubinetti ... y gracias por estar.
En 1905 Albert Einstein imaginó para su Teoría Especial de la Relatividad, (TER), trenes viajando a enormes velocidades. Si bien dos años antes los hermanos Write habían conseguido un corto vuelo en el primer avión tripulado, el vuelo aún no se había llegado a controlar.
Con la TER el físico alemán estableció nuevas pautas de pensamiento é interpretación de las leyes de la Naturaleza, que si bien siempre estuvieron presentes, nadie se había dado cuenta de sus cualidades. Los trenes viajan en movimientos rectilíneos y uniformes, (bueno, luego de arrancar y antes de frenar sobre una vía recta), y si su velocidad es muy alta comienzan a suceder cosas extrañas. En primer lugar, a velocidades relativistas, esto es a velocidades superiores al diez por ciento de la velocidad de la luz, los trenes comienzan a acortarse en el sentido del desplazamiento. Si el tren tiene cuatro vagones de veinte metros cada uno y la máquina mide otros diez metros, al salir de la estación tendrá una longitud de noventa metros. Pero cuando alcance una velocidad relativista y durante ese viaje a la misma velocidad, podría tener ochenta, setenta ó tal vez diecisiete metros de longitud dependiendo de la velocidad crucero que alcance. Parece increíble pero así funcionan las leyes de la Naturaleza. Y otro tanto pasa con su masa; a altas velocidades la masa del tren, (y la de cualquier cuerpo), aumenta en proporción a la velocidad de desplazamiento. Pero Albert Einstein se dio cuenta que faltaba algo a su teoría: la gravedad para que pudiera funcionar en cualquier parte del Universo. Y encontró que sucedían mucha más cosas en este nuevo escenario. La Teoría General de la Relatividad, (TGR), mostró un paisaje completamente nuevo para la Ciencia y entre sus muchísimas utilidades se contempló el viaje espacial. Uno puede viajar por el espacio y por el tiempo a la vez, pero un cuerpo no puede viajar más rápido que la luz. Ése es un principio inquebrantable.
Hace pocos años y retomando el trabajo en estos tiempos, un concepto tomado de la Ciencia Ficción está en los cálculos de los científicos: un motor capaz de acelerar el propio tejido del espacio-tiempo a varias veces la velocidad de la luz. Entonces quizá en un futuro no muy lejano escucharemos de nuevo decir al capitán Kirk: “a toda máquina Scoty”
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