A pesar de la autoinculpación de Rafael Escobedo Alday como autor de los disparos que acabaron con la vida de los marqueses de Urquijo, en ningún momento se frenaron las especulaciones sobre quienes fueron sus posibles cómplices y cuáles los motivos reales del asesinato. Se extraviaron pruebas, se fugaron inculpados y se publicaron exclusivas de dudosa credibilidad, en un espectáculo que acabó en tragedia. Rafi terminó sus días colgándose en su celda.
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