"Quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo" - Friedrich Nietzsche
Al pensar en cómo mejorar la salud solemos quedarnos en el plano físico: dieta, descanso, ejercicio.
Estos elementos son fundamentales, pero el ser humano necesita algo más para prosperar: necesita un propósito.
A continuación exploraremos el impacto del propósito en nuestra salud y veremos cómo cultivarlo.
¿Qué es un propósito de vida?
Podríamos definir el propósito como un sentido claro de dirección en nuestra vida (detalle).
Un propósito de vida es un marco general que encuadra nuestros objetivos y dirige nuestras acciones. Es una percepción de que nuestra vida tiene sentido y dirección.
Está relacionado con tener una filosofía de vida, con tener claridad sobre preguntas vitales: ¿Quién soy? ¿Qué cosas son importantes para mí? ¿Qué quiero perseguir? ¿Qué estoy dispuesto a sacrificar?
Un propósito es una dirección más que una meta, una brújula más que un mapa.
El propósito está muy relacionado con la identidad. Si no sabes quién eres es difícil determinar a dónde vas. Es uno de los motivos por los que cambiar la identidad es la mejor forma de cambiar nuestro comportamiento.
Propósito, mentalidad y comportamiento
El propósito es un aspecto central de nuestras vidas, con profundas ramificaciones en la salud física y mental (detalle, revisión).
Tener un propósito nos da estabilidad emocional y nos ayuda a lidiar con la adversidad (estudio, estudio). Nos permite mantener la mirada en el largo plazo y sufrir menos por los problemas diarios.
Un propósito nos ayuda a priorizar nuestros objetivos y a perder menos tiempo con distracciones irrelevantes. Nos da energía y nos permite realizar más esfuerzo, incluso en tareas no relacionadas directamente con ese propósito (estudio, detalle).
Tener un propósito disminuye nuestra impulsividad y nos hace valorar más el futuro. Esto explicaría, en parte, por qué las personas con propósito ganan más dinero (estudio) y toman mejores decisiones en relación a su salud (estudio).
Podríamos pensar que tener un propósito vital es un privilegio reservado para la élite social, pero no parece cierto. El propósito se asocia con mejor salud independientemente del nivel socioeconómico (estudio).
Perseguir un propósito cambia también cómo nos perciben los demás.
Las personas con propósito son consideradas más atractivas y más deseables como amistades (estudio). No es casualidad que los grandes líderes hayan sido personas capaces de articular con claridad hacia dónde van.
Propósito y salud
Las personas que tienen un propósito claro viven más (estudio, estudio, detalle). En Japón denominan a este propósito Ikigai, y multitud de estudios lo asocian con mayor esperanza de vida.
Tener un propósito se asocia con menos enfermedad cardiovascular (estudio), menos infartos cerebrales (estudio), menos hospitalizaciones (estudio) y menos inflamación crónica de bajo grado (estudio).
Las personas con propósito muestran también un deterioro cognitivo más lento y menos riesgo de alzhéimer (estudio, estudio, estudio). Un propósito eleva además la reserva cognitiva (estudio).
Algunas relaciones son bidireccionales. Por ejemplo, este estudio encuentra que las personas con un propósito vital hacen más actividad física, pero la propia actividad física podría contribuir al sentimiento de propósito.
Como siempre, el propósito tiene muchos componentes, algunos son innatos y otros son fruto del ambiente. En esta investigación, por ejemplo, proponen dos vías principales para desarrollar el propósito, una proactiva y una reactiva.
La reactiva tiene que ver con una respuesta a un evento vital que da lugar a un cambio de valores y a un propósito firme. Muchas veces son tragedias personales las que dan lugar a una nueva dirección.
Aunque debemos estar preparados para lidiar con la adversidad, es algo que preferimos evitar. Por eso,
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