En el gran teatro que la vida encarnada es, adoptamos muchos personajes, nos ponemos montones de máscaras, disfraces, experimentamos multitud de registros distintos a lo largo de todo una vida, cada personaje, cada registro, cada disfraz, presta su servicio, tiene su razón de ser, hace su labor en nuestra evolución si somos capaces de discernir sus razones, sus motivos, su intención, al final no se trata tanto de los personajes que interpretamos en este gran teatro, sino de no identificarnos, de ser conscientes de lo que traen de la mano, tanto los nuestros como los de los demás.
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