Fueron solo cinco años, en los que a su disco debut le sumaron Meat Is Murder (1985), el maravilloso The Queen Is Dead (1986) y Strangeways, Here We Come (1987), un quinquenio de melodías y riffs pegadizos hasta el hartazgo, de falsetes y gladiolos que cambiaron la historia del indie rock y abrieron la ventana a toda una nueva generación de bandas que buscaron sonidos alejados del mainstream. Esa luz que nunca se apaga. La de The Smiths.
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