La gracia de Dios está disponible para cualquiera que la pida. Se transmite por la esencia espiritual y la intervención divina del Maestro.
En esta meditación, te guiaré al templo sagrado dentro de tu corazón. Desde el espacio de tu corazón, puedes pedirle a Dios su gracia, repitiendo la antigua plegaria del corazón: "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí".
Cada vez que repetimos esta frase, apelamos a Jesucristo, el Hijo de Dios, para que nos ayude, nos guíe y nos asista en nuestra vida diaria o en cualquier situación difícil por la que estemos pasando.
Espero que la disfrutes y recibas un gran valor de ella.
De mi corazón al vuestro,
Gabriel
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