Pues con la fibra de Digi instalada en casa de mis padres y buscando alguna cajita que convierta en inteligente su pequeña tele Samsung de 32 pulgadas, mi padre petó ayer tarde y me pidió volver a su Alcaltel de anciano. Teclas grandes y solo voz y sms. Y yo, como buen hijo, tiré la toalla porque no son sus 78, sino sus dos ictus, los que le han impedido soportar como mi madre, una curva de aprendizaje simplificada al máximo. Había que intentarlo.
Mañana capítulo 1000. No te lo pierdas.
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