Josué no podía conquistar ninguna otra ciudad hasta que Josué no sacara de su ejército a Acán, la manzana podrida que, al no confiar en la Providencia Divina, deshonró al Señor quedándose con parte del tesoro de la tierra conquistada. Dios es muy celoso con nuestra confianza. Él no la pide, no la sugiere ni la recomienda; la exige. Y la administración de nuestras finanzas, es una forma de hacerle saber a Dios que confiamos en Él y que es lo primero en nuestras vidas. De esto se trata el diezmo o las ofrendas, de dar a Dios el honor y agradecimiento por todo lo que tenemos. No se trata de porcentajes, sino de prioridades. Dar lo primero a Dios en todos los ámbitos de la vida, hace que el resto sea bendecido.
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