"La crisis de los 40 empieza cuando miramos nuestra vida a esta edad y pensamos... ¿Es esto todo? Y termina 10 años después cuando volvemos a mirar nuestra vida y pensamos... 'Pues no está tan mal' " - Donald Richie
Hagamos lo que hagamos, los efectos del envejecimiento se irán notando.
Al pasar los 40 años nuestro cuerpo ha visto mejores tiempos. Hemos acumulado arrepentimientos y los recuerdos van desplazando a los sueños.
Somos conscientes de que estamos en el ecuador de nuestra vida y de que la muerte se aproxima.
El término de “crisis de la mediana edad”, o mid-life crisis en inglés, fue acuñado por Elliot Jaques en 1965.
Tras estudiar la vida de más de 300 artistas llegó a la conclusión de que a esta edad eran frecuentes las depresiones e incluso los suicidios. Asumió que esto mismo ocurriría en el resto de la población, pero no contaba con suficiente información.
La curva de la felicidad
Décadas más tarde, los economistas David Blanchflower y Andrew Oswald analizaron los resultados de múltiples encuestas sobre bienestar, realizadas a más de 1 millón de personas de 70 países distintos (detalle).
Esperaban ver una línea descendiente, con menos felicidad asociada a mayor edad, pero no fue así. La gráfica tenía forma de U, y el punto más bajo de satisfacción vital se encontraba entre los 45 y los 55 años.
Había ligeras diferencias entre los países, pero en casi todos los casos se veía algo similar: un descenso gradual de la felicidad hasta tocar fondo alrededor de los 45 años, y un aumento posterior hasta edades avanzadas. Se observa también un descenso al final, probablemente asociado a la pérdida de capacidad funcional.
Por su parte, la curva de tasas de depresión según la edad es prácticamente la opuesta: tiene un claro pico alrededor de los 45 años y un descenso gradual a partir de la mediana edad.
Parece que Elliot Jaques tenía razón, la crisis de los 40 es real.
¿Crisis de los 40 cultural?
Es muy probable que esta crisis tenga también un componente cultural.
Al llegar a esta edad la sociedad espera que hayas consolidado tu carrera profesional, que hayas formado una familia y que hayas logrado una posición económica holgada. Si cualquiera de estas expectativas falla, el riesgo de crisis aumenta.
Pero incluso si has conseguido todo lo anterior, la crisis puede hacer su aparición.
Muchos han alcanzado éxito externo y aun así se sienten vacíos por dentro. Y en este caso la depresión puede ser incluso mayor, porque aparentemente no hay explicación.
Es también común, alrededor de esta edad, la confluencia de múltiples fuentes de estrés. Se junta la adolescencia de los hijos con la enfermedad de los padres con mayores responsabilidades laborales. Es también la edad a la que se producen más divorcios y separaciones.
Cualquiera de estos factores por separado afectaría nuestro estado de ánimo. Cuando se juntan varios, el impacto mental puede ser devastador.
Factores biológicos
Y, por supuesto, hay también factores puramente biológicos. A estas edades hay cambios hormonales importantes, especialmente en las mujeres (detalle), que afectan cómo se sienten.
Los efectos del envejecimiento se hacen más visibles, las arrugas se acentúan y el pelo blanquea.
Aparecen dolores y molestias que empiezan a limitar actividades que antes disfrutábamos sin problemas. Todo esto puede contribuir a una menor satisfacción con la vida, al menos mientras nos ajustamos a nuestra nueva realidad.
La explicación biológica estaría también respaldada por estudios en otros primates. Por ejemplo, un estudio en más de 500 orangutanes observó que los orangutanes más felices eran los jóvenes y los más mayores, mientras que los gorilas de entre 25 y 30 años, equivalente a la edad mediana en humanos, eran los que menos ilusión mostraban.
No dejaban sus trabajos ni compraban deportivos, pero se les notaba más alicaídos. Parece que la curva de la felicidad es universal.
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