Abel Azcona es uno de los artistas más aclamados y controvertidos de nuestro país. Utiliza el arte como catarsis, y muchas de sus obras nacen de algunos de sus recuerdos más aterradores (su madre biológica era una prostituta drogodependiente que intentó abortar tres veces antes de tenerle, fue adoptado por una familia ultracatólica, vivió en la calle e intentó suicidarse en más de una ocasión). Sus performances le han valido múltiples denuncias y también amenazas de muerte, como 'Eating a Koran' — se comió un ejemplar del Corán en la Universidad de las Artes de Berlín— o 'Amén' —escribió la palabra 'pederastia' utilizando hostias consagradas—; en otras ha sido él mismo quien ha puesto su integridad física en serio peligro, como en 'La Calle', un proyecto para el que asumió un proceso de cambio y hormonización con el fin de prostituirse como mujer transgénero en las peligrosas calles de Bogotá (Colombia). El trabajo de Abel derriba tabués, desafía tradiciones y sacude conciencias. Su obra ha sido exhibida en decenas de exposiciones y galerías alrededor del mundo.
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