Al regresar otra vez al trono, el emperador Taizong publicó varios decretos, como poner en libertad a los presos y las doncellas de la corte y convocar a la gente a practicar la virtud. Después invitó a todos los monjes del imperio a tomar parte en la Ceremonia de la Tierra y el Agua. Así, seleccionó al que ellos consideraban de mayor mérito y virtud para presidir la ceremonia. El seleccionado partiría en un largo peregrinar hacie el oeste.
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