La historia del capitán de la Alemania nazi Oskar Kusch quedó olvidada entre la borágine histórica de la segunda guerra mundial..
El 8 de febrero de 1943, a Kusch le entregaron el mando de un sumergible, el submarino U-154. Lo primero que hizo al llegar al submarino fue ordenar que descolgasen el retrato de Hitler que presidía el camarote de oficiales, lo que suponía toda una arriesgada declaración de intenciones
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