Hoy hago una pequeña reflexión de cómo funcionan las redes sociales, de qué contenido destacan, y porque a veces puede ser un problema.
Pero antes, recordemos que tenéis a vuestra disposición los cursos para emprendedores de boluda.com. Hoy finaliza el curso de re:tune, con un par de clases en las que veremos cómo funciona el PlayGround y una práctica de principio a fin.
Y ahora sí, hablemos de las redes sociales. En la era actual, caracterizada por la omnipresencia de la tecnología digital, las redes sociales se han convertido en una parte integral de nuestra vida cotidiana. Hasta ahí no vamos a descubrir nada nuevo.
Sin embargo, es muy importante entender que estas plataformas no son meros canales de comunicación, sino negocios cuyo principal objetivo es generar ingresos. A través de algoritmos y estrategias de monetización, se han perfeccionado en mantenernos "enganchados", mostrándonos publicidad y anuncios constantemente.
Así pues, podemos decir que la economía de estas plataformas vive de nuestra atención y retención. Cuanto más tiempo pasamos en ellas, más anuncios se nos muestran, generando así mayores ingresos. Es un círculo "virtuoso" donde el contenido que capta nuestra atención es promocionado y potenciado por la red, independientemente de su valor o veracidad. Incluso cuando dejamos comentarios criticando esos contenidos, involuntariamente los amplificamos.
Aunque se podría culpar a los algoritmos, es crucial reconocer que nosotros, los usuarios, alimentamos estos sistemas. El algoritmo es un reflejo de nuestras preferencias colectivas. Los creadores de contenido, en su búsqueda de visibilidad, se ven "obligados" a crear no lo que es necesariamente útil o veraz, sino lo que es popular y atractivo. La realidad es que contenidos valiosos son a menudo eclipsados por la proliferación de "secretos", "claves" y "fórmulas mágicas" que prometen resultados instantáneos y espectaculares. Esto ocurre todos los sectores.
Es por eso que en muchas ocasiones los contenidos más virales a menudo se caracterizan por ser sensacionalistas, y en algunos casos, engañosos. Y por eso a veces las cuentas de grandes influencers, a pesar de su popularidad, no están exentas de diseminar material de escaso valor o incluso falso. ¿Dónde va Vicente? Donde va la gente.
Así pues, ¿Qué podemos hacer ante este panorama? La conciencia es el primer paso. Reconocer que la popularidad no es un sinónimo de veracidad o valor puede ayudarnos a filtrar el contenido que consumimos. El 99% de lo que vemos en nuestro feed es menos del 1% de todo el contenido creado en esa plataforma, un fragmento cuidadosamente curado y optimizado para captar nuestra atención.
Las redes sociales, aunque son poderosas herramientas de comunicación, también pueden ser un terreno minado de distracciones, desinformación y contenido de baja calidad. Adoptar un enfoque crítico y consciente hacia el contenido que consumimos, compartimos y promovemos es vital. En una era donde la información es abundante, pero la atención es limitada, la responsabilidad de curar y seleccionar la información que consumimos, recae en cada uno de nosotros.
En fin, pues esta es mi reflexión sobre el que considero que es el principal problema de las redes sociales. Espero que haya sido de interés, y que os invite a la reflexión, tanto si estamos de acuerdo como si no. :)
Como siempre, muchas gracias a todos por vuestras valoraciones de cinco estrellas en iTunes y Spotify, estar ahí, al otro lado, y especialmente por suscribiros a los cursos y a los audiocursos para hacer esto sostenible, porque sin vosotros esto no sería lo que es, sin vosotros esto simplemente... ¡No sería!
¡Señores, hasta aquí el programa! Es viernes, o sea que ya sabéis lo que toca: Descansad, relajaros y recargad pilas, porque regresamos el lunes con más y mejor: Vuestras preguntas, las protagonistas de la jornada. Hasta entonces... ¡Muy buen fin de semana!
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