Montserrat Méndez, de 40 años, vecina de Girona, desapareció sin dejar rastro el 23 de octubre de 2013. Ninguna de las pistas seguidas por los Mossos d’Esquadra permitió resolver el enigma y tras meses de búsquedas infructuosas el archivo se quedó en el cajón de los casos pendientes.
Anne Strande, una danesa que hacía apenas un par de semanas que vivía en Madrid, apareció carbonizada entre las cenizas del incendio que arrasó su apartamento el 13 de junio de 2014. La Policía Nacional no encontró tampoco un hilo del que tirar para encontrar a quien mató a la chica y prendió fuego a la vivienda para borrar sus huellas.
Eran dos casos sin aparente solución. Les separaban seis meses en el tiempo y 700 kilómetros de distancia. Pero un golpe de fortuna dio un giro inesperado a ambos acontecimientos.
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