Así es amigos, no todo podía ser miel sobre hojuelas, en la relación con las otras personas que asisten al gimnasio. Era sólo cuestión de tiempo para que sucediera y sinceramente pensé que tardaría mucho tiempo más, pero bueno, no fue así. Lo más lamentable, es que la lesión no fue culpa mía, sino de una mujer imprudente y prepotente, que se pasea por el gimnasio como si fuera la dueña del lugar.
Acá explico un poco en qué consiste mi lesión, el nivel de peligro y dolor que estoy padeciendo y cómo fue que por culpa de esa persona, yo sufrí la lesión.
A veces no importa cuánto nos cuidemos, siempre habrá alguien más que puede lastimarnos y desafortunadamente no podremos hacer nada para evitarlo. Aunque esto no debe de empañar al 99.999% de los usuarios que sí son respetuosos, amables y cuidadosos, porque saben el peligro que conlleva el actuar de forma descuidada en el gimnasio.
Por mi parte, ahora lo que hago es cada vez que la veo, huir (literalmente), del lugar en donde ella se encuentra y tratar de ir al lado opuesto, a fin de evitar al máximo cualquier tipo de contacto.
Amigos, en lo que nos recuperamos de la lesión, denle al botón del play y acompáñenme en mi dolor, en este nuevo episodio de Daily Gym.
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