Abandonar nuestra alma como si fuera una semilla al borde del camino trae consecuencias graves para ella, puede ser devorada por lo pájaros o triturada por la bota del caminante que no la ve. En cambio, si la acogemos, la plantamos en nuestra tierra, la abonamos y permitimos que el sol la caliente y la noche la abrace, podemos ver sus frutos abundantes
view more