Venganza cruel En agosto de 1984, el hijo de un constructor exitoso de bienes raíces fue secuestrado en frente del negocio de su padre en Miami. Después de que el padre recibió la exigencia de un rescate de tres millones de dólares de un terrorista autoproclamado, el FBI se involucró. Basados en las descripciones de testigos del auto usado en el secuestro, las autoridades empezaron a sospechar de un par de ciudadanos de Colombia conocidos por sus resentimientos en contra la familia del constructor. El FBI tenía que investigar sin revelar sus sospechas, a riesgo de enfrentar las amenazas de los secuestradores.
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