Tras más de dos años de invasión rusa, en Ucrania ya no hay colas de voluntarios para ir al frente. Al contrario: solo entre un 20 y un 35 por ciento de los hombres quiere combatir. Por eso el gobierno acaba de aprobar una nueva ley para movilizar a miles de civiles. El aliciente, más que el patriotismo, son los sueldos, porque la economía está destrozada. Los soldados tienen que invertir buena parte del dinero en material como chalecos antibalas para protegerse. Y muchos ya prefieren las sanciones por no ir a filas a las trincheras.
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