Decía Séneca que no hay viento favorable para quien no sabe dónde va. Una vida sin metas da lugar a sensación de vacío o de baja satisfacción personal. Sin un objetivo claro, resolverás los problemas que se presenten de forma reactiva y buscarás consuelo en satisfacciones efímeras. Un objetivo claro te dará dirección, significado, motivación y satisfacción. Te propongo los siguientes pasos para definir tus metas:
Prioriza, no puedes llegar a a todo. En el supermercado de la vida hay muchos “productos” apetecibles pero nuestros recursos son limitados y hemos de elegir. Esta elección es a veces complicada porque puedes vivirla con pánico a descartar cosas buenas. Recuerda que con los grandes objetivos, aquellos por los que merece la pena luchar y arriesgarse, ocurre que a partir de cierto punto no hay retorno. La meta por la que merece la pena luchar te pide compromiso. Es la señal de que realmente lo quieres, que es muy valioso para ti y que te vas a involucrar de verdad con su consecución...
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