Bienvenidos al nonagésimo noveno programa de EL TERCER PLANETA emitido el 13/07/2012 y conducido por Julio A. Guerrieri y Sergio O. Rubinetti ... y gracias por estar.
Hace 5000 millones de años una gigantesca nube de gas y de polvo se contrajo por acción de su propia gravedad y comenzó a originarse el Sol. Luego de formarse nuestra estrella quedó aún material suficiente como para formar varios planetas; los más cercanos pequeños y rocosos y los más alejados grandes globos gaseosos. Al principio, todo era un caos: los planetas no se formaron de repente, sino que existían miríadas de grandes bloques de hierro y roca llamados planetesimales que chocaban permanentemente entre si produciendo enormes fuentes de calor. A medida que se agrupaban la gravedad emitida por los cuerpos aumentaba y con ello se acercaban más planetesimales. Al cabo de millones de años calculados a partir de una Unidad Astronómica los cuerpos del joven Sistema Solar comenzaron a tomar una forma esférica a medida que sus superficies se enfriaban. Los elementos más pesados como el uranio y sobre todo el hierro se fueron al fondo, mientras que los más livianos como el silicio se situaron más externamente. Los líquidos, principalmente agua, se quedaron en la superficie y los gases formaron una capa en torno al nuevo planeta. Ahora que las superficies se estaban solidificando, los gases entraron en escena: un panorama dantesco se mostraba entre los incontables truenos y rayos cuya luz dejaba entrever una superficie en movimiento ondulante hasta el horizonte. Miles y miles de cometas continuaban cayendo con sus cargas de agua explotando por todos lados. La energía eléctrica producida en las capas atmosféricas cocía átomos y moléculas tanto orgánicas como inorgánicas. El vapor de agua mezclado con muchos compuestos de azufre y nitrógeno empezó a formar las primeras nubes que rápidamente se saturaron. Ocurrió entonces un fenómeno fundamental: nació la lluvia. Y estas primeras lluvias no fueron solamente de agua, sino de un cóctel de ácidos que bañaron a toda la Tierra durante cientos de millones de años. Por suerte, aún no había aparecido la vida.
En la actualidad, llamamos lluvia ácida a un fenómeno químicamente parecido, pero cuyo origen no está en la formación planetaria, sino en el hombre. Y debemos recordar que no estamos solos en este planeta: lo compartimos con plantas y animales y una lluvia ácida descontrolada puede alterar el delicado equilibrio de este pálido punto azul.
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