¡Qué extraño era aquel Principito! Tenía mucha curiosidad. Y pedía cosas muy extrañas. Nadie sabía de dónde venía ni cuanto tiempo llevaba en aquel lugar, pero algo era cierto: era un ser muy agradable. Cuando uno está sólo en el desierto, es importante que si encuentras a alguien, ese alguien sea amable.
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