Era el 5 de septiembre de 1988, y el pequeño Isidro, de tan solo 5 años, estaba ingresado en el hospital San Juan de Dios, vigilado por su hermana Dolores, de 17 años. La noche estaba tranquila, tanto, que nadie se dio cuenta de que en algún punto de esta los dos hermanos desaparecieron por completo. A la mañana siguiente los médicos encontraron nada más que una habitación vacía, a excepción de la ropa de Isidro, que seguía en el armario, y las gafas de Dolores, que reposaban sobre la mesilla. No había rastro de los niños, y ninguna pista o indicio de violencia señalaba qué podía haber pasado. Casi parecía que los hermanos se habían ido por su propio pie, o peor aún, que simplemente se habían evaporado.
Una producción de Abbcast
Apoya a Crímenes Ibéricos con el merchandising exclusivo del podcast en https://merchapod.com/crimenes-ibericos/
view more