Hay ocasiones en que la gracia de Dios está actuando en nuestras vidas, pero estamos demasiado ocupados quejándonos como para estar agradecidos por eso. ¿Te olvidaste de la vez que estuviste muy enfermo, cerca de la muerte, pero el Señor te levantó? ¿Recuerdas ese desastre financiero y cómo el Señor te dio salida y te ha guardado hasta hoy? ¿Y todavía te quejas? Bendiciones y quejas es la mezcla prohibida. No olvidemos que, en la Biblia, la idea de dar gracias no es una sugerencia ni una recomendación, sino un mandato. ¡Tenemos miles de razones para estar agradecidos!
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