En enero de 2003, la policía de Barcelona buscaba desesperadamente identificar y detener a un asesino en serie del que apenas se tenía pista solvente alguna. El psicópata había matado violentamente dos mujeres, exactamente en el mismo lugar: el último rincón del quinto sótano del párking de la calle Beltrán 28 de Barcelona, en el barrio del Putxet, y con solo once días de diferencia. El modus operandi de ambos crímenes era similar y todo apuntaba a que un tercer cadáver podía aparecer en cualquier momento.
Bajo una presión insoportable, los agentes buscaban el sospechoso casi a ciegas: un chico joven, delgado, vestido con una cazadora con hebilla y con el pelo corto. El perfil era demasiado genérico, imposible de precisar. Hasta que se detectó una peculiaridad: parecía que presentaba un principio de calvicie en la zona occipital, la coronilla.
view more