Jesús anunció su muerte claramente en por lo menos tres ocasiones distintas. Su sacrificio no fue un accidente, fue un plan riguroso de Dios y hoy estamos llamados a seguir rigurosamente en obediencia el plan preparado por Dios para cada uno de nosotros.
Por Ruby Sáez Montoya
Enseñanza efectuada por zoom a hermanos de diferentes naciones