La obesidad está relacionada con el incremento del tejido adiposo blanco. Es este el encargado de almacenar en forma de grasa las calorías ingeridas en exceso. Lo hace en células especializadas llamadas adipocitos blancos, las cuales no pueden quemar las grasas que almacenan. También contamos con el tejido adiposo marrón, el cual, a diferencia del blanco, no solo no está dedicado a almacenar grasas, sino precisamente a todo lo contrario: a quemarlas. Investigaciones recientes han demostrado que, en respuesta a determinadas condiciones, los adipocitos blancos pueden “marronearse”. Ahora, una nueva investigación señala a las responsables de ese cambio: las células del sistema inmune.
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