Debido a que la vida da vueltas, tu posición y tus sentimientos también dan vueltas con ella
Un amigo me platico que siendo joven, en una ocasión por asuntos de tramites que debía realizar su padre, le acompaño a unas oficinas de gobierno. Cuando su padre entro a la oficina para hablar con algún encargado y arreglar sus asuntos, mi amigo se quedo afuera deambulando en los pasillos.
Mientras esperaba, observo a la gente que entraba y salía, ademas se dio cuenta que en uno de los pasillos había un reloj checador y al lado un casillero con tarjetas de los empleados que al entrar o salir debían registrar el horario en sus tarjetas. Se acerco para ver, y dice que el reloj, las tarjetas y el acto en sí de tener que registrarse, se le hizo como un abuso hacía los empleados, como una forma cruel de controlarlos, y pensó que jamas trabajaría en un lugar donde tuvieran tanto dominio sobre él.
Y en un acto arrebatado, quizá de venganza o defensa, saco todas las tarjetas de los casilleros, las rompió en pedazos y las tiro a la basura, suponiendo, que al menos por ese día, disminuiría la presión hacia los trabajadores o metería en apuros a su supervisor. Su padre se desocupo de su asunto y salieron juntos, sin que nadie descubriera al vengador del reloj checador.
Supongo que después los que llegaban y salían al no ver su tarjetas entraron en pánico o al menos confusión, ideando que hacer, los jefes seguramente sospecharon de algunos, ojalá ninguno haya sido castigado por la hazaña de mi amigo.
Pero mira lo que es el destino, me platica, que las circunstancias de empleo se dieron de tal manera, que meses después, termino trabajando en esa oficina y checando todos los días en ese reloj que tanta incomodidad le provoco, tuvo una tarjeta con su nombre que lo esperaba a diario por las mañanas y las tardes.
Nunca digamos nunca; nunca digas jamas lo haré; yo no soy así; a mí nunca me pasará; yo si tendré cuidado; a mi no me hace daño; yo no pierdo las cosas; no me casaría con él.
Mejor ser reservados, expresar con libertad nuestras ideas, pero no ser radicales, porque el mundo da vueltas y después debemos tragar nuestras palabras y vivir avergonzados por nuestros dichos y actitudes. Nunca digas nunca.
Hasta los necios pasan por sabios sí permanecen callados; parecen inteligentes cuando mantienen la boca cerrada. Proverbios 17:28
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