Es un reto y una bendición descubrir donde comienzan y terminan nuestras responsabilidades
Iba subiendo las escaleras externas a su departamento, encontró a la mitad de ellas tirado, el recibo del pago de la electricidad, lo primero que reviso fue la fecha, le quedaban solo dos días de limite para hacer el pago, lo segundo que busco con la vista fue la cantidad a pagar, quedo sorprendida, enojada y preocupada por la cantidad que debía pagar, casi el triple de lo que había pagado la última vez. Algo estaba mal, seguramente se equivocaron en la toma de la lectura o algo fuera de la habitual esta pasando en su departamento estaba pasando, pero esa cantidad no era normal ni correcta.
Al siguiente día pido permiso en su trabajo y fue a las oficinas para presentar su queja, con recibo en mano, hizo toda clase de reclamos y casi insulto a quien la atendía, la persona de la oficina le dijo que no podían hacer nada a menos que trajera la lectura actual de su medidor de electricidad para hacer un comparativo y verificar. Como sabía que no tendría permiso al siguiente día para volver, y sabiendo que la fecha límite se acercaba, en contra de su voluntad y llena de enojo y descontento, hizo el pago, no sin antes decir que los de la compañía de suministro de electricidad era una ineptos y buenos para nada.
Volvió con decepción y desbalanceada en su presupuesto al trabajo, por la noche al volver a su casa, saco el recibo que había pagado en la mañana para revisarlo y fue hasta entonces que descubrió que había hecho el pago del recibo de los vecinos de abajo, la cantidad era correcta, el domicilio también, pero ella y quien la recibió en la oficina nunca se tomo la molestia de atender y verificar el domicilio. Se encontró el recibo y pago la deuda de sus vecinos.
Quizá pienses que la mujer de la historia es torpe o distraía, o que no es posible que a alguien le pase eso, con pena hay que admitirlo que mas de los que pensamos lo hacen todos los días, no solo con los recibos o facturas de la electricidad o del agua, sino con los de la vida misma, muchas mujeres y hombres andan por ahí pagando facturas de sus padres, llevando cargas que ellos les impusieron en forma de tradiciones, costumbres, culpas, malos hábitos, otros sintiéndose redentores o mesías pagan literalmente las deudas o realizan las labores de otros porque suponen que si no lo hacen ellos nadie mas lo hará.
¡A ver!, revisa bien tus cargas, tus deudas y tus prejuicios, ¿si son tuyos o te los encontraste?. Baja, tócale al vecino y devuélvele su recibo.
Cada cual examine su propia conducta; y, si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie. Que cada uno cargue con su propia responsabilidad. Galatas 6:4-5
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