Las restricciones muestran lo que hay dentro de nosotros
Mi esposa y yo pasamos por un jardín en el centro de una ciudad, nos llamo la atención dos autos volkswagen que estaban en exhibición, lo extraordinario de estos, no era su antigüedad o sus modernos diseños, lo atractivo era que la totalidad de los dos vehículos estaba cubierta con pequeños azulejos de unos cuantos centímetros, todo, las puertas, el techo, la tapa portaequipaje, la tapa del motor, todo estaba cubierto con esas pequeñas piezas de cerámica obsidiana.
Estando cerca podías admirar e imaginar el gran trabajo y el tiempo empleado en esta, a mi esposa y a mi nos llamo la atención, que los autos estaban reguardados con pequeños postes y cordones impidiendo que la gente se acercara, además en la parte frontal de ambos vehículos había un letrero que decía “Favor de no tocar”. Increíblemente a pesar de la delimitación y el letrero, observamos cómo algunas personas se acercaban y sin preguntar o comentar nada tocaban los autos incluso al lado del letrero.
La pregunta que nos hacemos todos es. ¿Para qué poner un anuncio si aun con ello la gente hace lo que quiere?. Es muy interesante lo que ocurre en nosotros ante la ley y las reglas, podría simplificarse en dos simples aspectos.
Primero despierta un deseo por aquello que esta prohibido, si antes no lo habías pensado, las reglas te hacen pensar en ello, por ejemplo cuando leemos. “No pise el pasto”. “Pintura fresca”. “Velocidad máxima 80 kilómetros por hora”.
En segundo lugar estrechamente relacionado, revela lo que hay dentro de nosotros, es decir nuestras pasiones y deseos ocultos, se despierta dentro nuestro lo que ha estado ahí, aunque dormido, pero presente, solo basta una provocación, o en este caso una prohibición y se despierta llevándonos a hacer lo que no deberías. Lo llamamos curiosidad o deseo instintivo, una reacción automática.
Sino fuera por las reglas y la moral en cierto sentido dentro de ellas, este mundo sería un caos, una batalla de todos contra todos queriendo imponer lo que consideraríamos conveniente.
Así que ante una prohibición, siempre tendremos agradecimiento, incomodidad, o sometimiento y también sabremos que traemos dentro, ante las crisis y las restricciones sacamos lo peor o lo mejor de nosotros.
¿Qué revelas cuando te restringen?
Ahora bien, ¿acaso sugiero que la ley de Dios es pecaminosa? ¡De ninguna manera! De hecho, fue la ley la que me mostró mi pecado. Yo nunca hubiera sabido que codiciar es malo si la ley no dijera: «No codicies» Romanos 7:7
Create your
podcast in
minutes
It is Free