Uno solo no hace un equipo
Rizos, chinos, rulos o caireles, así se le conoce al pelo que al pender de la cabeza forma una onda o espiral que hace que la persona luzca elegante.
Estos pueden ser naturales porque la persona nació así, herencia de sus padres o abuelos o pueden ser artificiales, producto de algún tratamiento químico o por el uso de algún instrumento que enrollado en el pelo y con calor o tiempo hacen que temporalmente el pelo luzca ondulado.
Los niños y las niñas pequeños lucen hermosos y simpáticos con sus primeros rizos, haciendo suponer a los padres que serán chinos, pero luego con el tiempo cambian a su verdadero tipo de pelo, algunos padres por anhelo o recuerdo, guarda como tesoro el primer rizo que le cortaron a sus hijos.
Pero la única forma de tener un rizo natural o artificial es que miles de cabellos que agrupados en un conjunto le den consistencia. Un solo pelo no hace un rizo, se necesita la presencia y consistencia de todos ellos para darle la forma espiral ondulante que tanto gusta a quien lo tiene y tanto atrae a quien lo ve.
Un pelo, un solo pelo chino no es atractivo, desentona y hay que aplacarlo, pero un conjunto de ellos ondulados hacia el mismo lado y forma resultan verdaderamente atractivos, para muchos que los tienen no les es fácil peinarse o encontrar un estilo, pero los que no los tienen los quisieran.
Así es el trabajo en equipo, hay que acercarnos y permanecer cerca en caída hacia el mismo rumbo, no es un solo pelo el que luce, es el conjunto de ellos los que hacen que se conforme la belleza. Así hay que hacer equipo en la pareja, en la familia, en la empresa, la escuela y la sociedad, solo permaneciendo juntos prevalecemos, el mérito no es individual, es para el equipo, sino lo crees nótalo a tu alrededor, observa que diferente luce alguien bien peinado en comparación con alguien despeinado y con el cabello por ningún lado.
No seas rebelde, entra la onda de los que están en verdad contigo, contribuye con tu individualidad para hacer grande al equipo, la labor del pelo no es lucirse así mismo, sino hacer lucir a la persona que lo porta. ¿Tú para quién luces?.
Él hace que todo el cuerpo encaje perfectamente. Y cada parte, al cumplir con su función específica, ayuda a que las demás se desarrollen, y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor. Efesios 4:16
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