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Unus pro omnibus, omnes pro uno. Es una famosa frase que dicha así no todos la comprenden porque esta en latín. Pero dicha en español se entiende perfectamente.
Uno para todos y todos para uno. Es este un famoso juramente de unión y auxilio mutuo. La idea es que en caso de necesitarlo, todos los comprometidos acudirán en defensa del necesitado, esta frase se hizo famosa internacionalmente debido a la exitosa novela del francés Alejandro Dumas padre (1802-1870), titulada Los Tres Mosqueteros. En esa historia, Athos, Portos y Aramis declaran solemnemente lealtad al joven D`Artagnan. Al principio de la historia este último se cree muy capaz de enfrentar solo a los otros tres quienes deciden perdonarlo y lo integran al grupo, para juntos luchar en defensa de l rey.
No se sabe con exactitud el origen de dicha frase, algunos argumentan que ya existía desde antes de la novela y Alejandro Dumas la adopto para incluir en su historia, otros afirman que a partir de ahí fue asimilada por otros, algunos grupos religiosos y sociedades la han usado como juramento, incluso se le conoce como el lema no oficial de Suiza.
Yo la uso en la reflexión de hoy, para decir que es una excelente frase de ánimo, apoyo y compromiso entre amigos y aliados, pero que en la realidad puede ser aplicada para una sola persona, escúchala otra vez, reflexiónala. “Uno para todos y todos para uno”. Si eres creyente en él lo sabrás, sino lo eres pero sabes un mínimo de historia también lo sabrás.
Nuestro pecado y nuestros pecados nos separan de Dios, nuestros méritos y buen comportamiento no nos alcanzan para salvarnos, pero Cristo se entrego por nosotros, su vida y su obra nos abrieron camino al Padre. Murió y resucito para nuestra salvación. Su sacrificio fue suficiente, una sola vez y para siempre. Entonces UNO es para todos y si lo reconocemos como nuestro Señor y Salvador, luego todos le pertenecemos.
La frase del Apóstol Pablo fue muchos años antes y mucho más sublime que la de Alejandro Dumas. Escúchala y acéptalo.
El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron. Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado. 2 Corintios 5:14-15
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