La funcionalidad es mas valiosa que la felicidad
Estuve en una increíble ciudad, a la orilla del mar, tiene una historia increíble de como llegaron los primeros pobladores indigenas a habitar esa zona, después cómo estos primeros fueron desplazados por otro grupo indígena invasor que llegó y que con el tiempo los redujo y los elimino, después llego un grupo de colonizadores que invadieron sus tierras e hicieron todo tipo de cambios y se mantuvieron en lucha por las tierras.
Luego vino otra etapa de desigualdad y lucha racial donde también hubo una encarnizada lucha por las tierras y las diferentes propiedades en todo el país y en la ciudad. Hoy es una ciudad progresista con muchos avances en todos los sentidos, algunos de los terrenos que antes fueron de los indígenas y luego de los colonizadores ahora son ocupados por industrias, otros son parte de una exclusiva zona habitacional.
Hoy se le da un uso muy diferente a las tierras que antes no tenían valor, alejándose de la costa hay una increíble montaña y en sus faldas se construyen increíbles mansiones, las dos características básicas que buscan los compradores en un terreno o una casa que desean adquirir son las siguientes: Que tenga buena vista y que no le pegue demasiado viento, si hay terrenos con estas características su precio es increíblemente elevado.
Estas bien podrían ser también las dos características que quisiéramos en nuestra vida, primero, tener una hermosa vista, que el panorama que tenemos por delante sea bello, anhelamos un buen porvenir, deseamos un futuro glorioso, que todo pinte bien, poder tener una buena vista, ser vistos y llamativos y saber qué nos depara el destino. En segundo lugar quisiéramos que no nos pegue mucho el viento, sufrir lo menos posible, no ser atacados, no ser lastimados ni violentados, que les dé el viento a los demás, pero no a nosotros. Pensamos que si es así, entonces somos valiosos y eso nos dará sentido.
En esta ciudad también vi otras casas que no tienen ninguna de las dos características, no tienen vista hermosa y les pega el viento, aun así son bellas y perfectamente funcionales. Sus dueños viven contentos y agradecidos por ser parte de esta ciudad.
Si tienes una hermosa vista y no te pega el viento eres afortunado, si te pega el viento y no tienes buena vista, también lo eres, el viento y la vista valen menos que la vida.
»¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes». Lucas 12:15
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