Pase lo que pase debemos procurar la comunicación
Recientemente vi un sencillo reportaje sobre la increíble cantidad de bacterias que pueden estar contenidas en un teléfono celular. Entre otras, cifras el reportaje decía que estos pueden contener muchos más contaminantes que un inodoro.
¿Por qué razón un teléfono móvil puede ser un foco de infección?, por la sencilla razón de tomarlo con las manos contaminadas, es que ¿quién se lava las manos antes o después de usar su teléfono?. Siendo así, es sencillo que pongamos en él, sin intensión toda clase de suciedad o bacterias de las que traemos de lo que previamente hemos cogido.
Y luego resulta que se lo prestamos a alguien más, igual o peor que nosotros de contaminado o nos pasan una llamada y usamos el teléfono de otros, si no nos ocupamos en limpiarlo adecuadamente, traerá consigo, residuos de saliva, virus, bacterias, tierra, polvo y todo lo que se le pegue al guardarlo en la bolsa del pantalón, en la bolsa de mano, en el cajón, en la mesa de noche, en el baño, en la guantera del auto.
Lo usamos para hablar con toda libertad y no nos percatamos de lo que traemos entre manos. Admitámoslo, es un instrumento de fácil e inevitable contaminación, pero indispensable para comunicarnos.
De hecho es igual que la comunicación, no podemos vivir sin ella, es un instrumento necesario para que la vida funcione, a veces la comunicación se distorsiona, siempre hay el riesgo por mas que te esfuerces, de que seas mal entendido, de que no comprendan lo que dijiste, de que te ignoren, de que no sirva de nada lo que dijiste porque no lo hicieron, incluso de que tú mismo no lo digas como debes o que no sepas lo que dijiste, o de que ni siquiera sepas que decir, siempre esta latente la posibilidad de una comunicación contaminada.
Aun con esos riesgos no dejes de hablar, no pierdas el contacto, no cortes la comunicación, es necesaria para la vida y para funcionar adecuadamente, limpia tu celular cada vez que puedas y cuida tus palabras pero no dejes de hablar no pierdas la comunicación.
Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. Efesios 4:29
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