No somos responsables de las acciones y actitudes de otros, pero si somos dueños de las nuestras
Rumbo a nuestra casa mi esposa y yo nos detuvimos para comprar algo que necesitábamos para la comida, baje del auto y compre lo que ocupábamos, al salir de la tienda vi que mi esposa hablaba desde la ventanilla del auto con un señor de la tercera edad que caminaba por la calle paseando a su pequeño perrito, interesantemente lo hacia sin cadena o correa.
Mi esposa le pregunto que si no se le escapaba y el señor le aseguro que no, porque era muy tranquilo y obediente y se mantenía al lado del señor, mi esposa le pregunto que era lo que hacia si venia algún perro agresivo o que pudiera lastimarlo, el señor contesto que sencillamente lo cargaba y evitaba que se confrontara o expusiera, y después lo bajaba y le permitía seguir.
Seguramente para este señor era una tarea entretenida mantenerse lejos de otros perros o tener que estar cargando a su perrito con tal de mantenerlo a salvo, quizá una correa le hubiera librado de esta tediosa tarea, pero parecía disfrutar de pasear así a su pequeño french poodle
La tarea y actitud de este señor nos ayudo reflexionar sobre la importancia de entender que nuestra serenidad o precaución no son suficientes para impedir un accidente, una colisión o una confrontación. En este caso la serenidad y obediencia del perrito no le alcanzaba para librarse del ataque de otro perro o ser pateado por una persona, ocupaba un esfuerzo extra de su amo.
Eres prudente al usar tu cinturón de seguridad, pero este no te librara de un conductor ebrio que te choque, podrías cuidar tus palabras, pero eso no garantiza que no te ofendan o mal entiendan, podrías hacer bien y a tiempo tu parte del trabajo, pero si los otros miembros del equipo no hacen su parte te pueden reprobar. No somos responsables de las acciones y actitudes de los demás, pero sí somos dueños de lo las nuestras.
Hagamos todo lo que podamos y debamos para vivir en paz y armonía, y reservemos un poco de energía, humor y paciencia ante la imprudencia de los otros, y si es necesario para evitar un conflicto, deja que tu Señor o tus amigos te tapen la boca o te carguen.
Si te demandan ante el tribunal y te quitan la camisa, dales también tu abrigo. Si un soldado te exige que lleves su equipo por un kilómetro, llévalo dos. Mateo 5:40-41
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