“Cuando escondes una herida seria no solo pones en riesgo tu vida , sino también la de los que te rodean”
Hay una película de hace algunos años, toda la trama se trata de unos personajes intentando salvar su vida llegando al Tibet, para lograrlo deben pasar por toda una serie de conflictos y vicisitudes, que van desde el clima, la orografía y cambios políticos que les resultaron en caer prisioneros.
En una escena casi al principio de la película el personaje principal se lastima un tobillo al intentar escalar una montaña, pero como se revela a través de toda la trama, su orgullo le hace mantenerse callado aunque su herida es grave y sangrante. Solo se supo de su problema hasta que enredado en una cuerda salva a un amigo quien lo descubre por la sangre en el piso y entonces le cuestiona sobre el porque no lo dijo y porque no pidió ayuda, el herido sostiene que él puede resolverlo solo, entonces su amigo le argumenta: “Cuando escondes una herida seria no solo pones en riesgo tu vida , sino también la de los que te rodean”.
En la película, la razón de no hablar de su herida era puramente orgullo, pretendiendo efectivamente que él podría resolverlo solo, de hecho por su misma actitud perdió a su familia. Como pasa en muchos casos en nuestra vida cotidiana, a veces lo sentimos como una virtud, hasta presumimos frases como. “El dolor me tira pero el orgullo me levanta”. No podemos o no debemos andar por la vida en familia, en sociedad o en equipo, queriendo que todo mundo se entere de todo lo que nos pasa, o fingiendo una herida cuando no la hay, pero tampoco es sano intentar arreglar nuestra vida solos.
Lo peligroso de las heridas y de los riesgos graves es que aunque tú eres él o la que lo experimenta en realidad también los tuyos se exponen, si hay algo en ti que necesita ser tratado, resuélvelo con la gente adecuada y déjate ayudar, escucha a otros que saben, confiesa lo que necesites confesar, vence tu propio orgullo y admítelo. Tu familia, tu sociedad, tu equipo, no tienen porque pagar las consecuencias de tu negligencia.
Mis heridas se infectan y dan mal olor a causa de mis necios pecados. Ven pronto a ayudarme, oh Señor, mi salvador. Salmo 138:5 y 22
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