En 2011 un grupo de niños sufrieron un terrible accidente al volcar su barco en el fiordo helado de Praesto (Dinamarca). El agua estaba a tan solo dos grados. Pocos minutos después siete de ellos estaban técnicamente muertos. Su corazón dejó de funcionar. Otros compañeros lograron pedir ayuda y tras pasar dos horas muertos, por increíble que parezca, los médicos lograron devolverlos a la vida.
Por otra parte, hace apenas unos días, Audrey Mash, una mujer con hipotermia, ha logrado sobrevivir a un paro cardiaco de más de seis horas de duración sin sufrir daños neurológicos en el hospital Vall d’Hebron.
¿Podrían casos como estos venir a transformar la concepción que tenemos sobre las barreras entre la vida y la muerte? Reunimos a varios especialistas para debatir este asunto: el doctor en Toxicología Clínica Tomás Camacho, el doctor de Medicina Miguel Ángel Pertierra, el psiquiatra José Miguel Gaona y el catedrático de Psicobiología y neurocientífico cognitivo Manuel Martín-Loeches.
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