Hay hábitos y sensaciones que solo se descubren y cambian al pensar deliberadamente en ellos
Imagina que pasaría si nuestro cerebro tuviera que poner atención a todo lo que nos sucede, es decir a todo lo que sucede en nuestro entorno y a todos los pensamientos y sensaciones.
El desgaste sería muchísimo, terminaríamos agotados. Dios nos a dado un cerebro que es capaz de poner atención y procesar sensaciones, que luego de una evaluación precisa, decide en base a prioridades y contextos del mismo cuerpo o la persona que es importante y en que debe centrar esa atención.
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