Estamos diseñados con necesidad de Dios y la libertad de buscarlo
Los vidrios de las ventanas eléctricas traseras de nuestro auto comenzaron a fallar, primero el del lado izquierdo, bajaba pero no sabia adecuadamente, después la del lado derecho, se trababan al subir, hasta que un día definitivamente no subieron.
Intentamos repetidas veces, con la esperanza de que quizá en una de esas funcionaría, nada pasaba. Fue necesario llevarlo al taller, donde un experto en electrónica automotriz, me pregunto cuál era el problema, le explica con detalle y pude ver que asentía con la cara y casi pude leer sus pensamientos diciendo tengo la solución.
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