Quince voluntarios han emergido de una cueva en el suroeste de Francia después de pasar 40 días sin relojes, teléfonos o luz solar para un experimento de aislamiento humano. El grupo de ocho hombres y siete mujeres vivía en la cueva de Lombrives como parte de un proyecto llamado Deep Time, que se propuso explorar los límites de la adaptabilidad humana al aislamiento.
Durante su tiempo en la cueva, los voluntarios durmieron en tiendas de campaña y generaron su propia electricidad con una bicicleta de pedales, ya que no había luz natural. También sacaron agua de un pozo de 146 pies debajo de la tierra. Como no había luz solar, el equipo tuvo que seguir sus relojes biológicos para saber cuándo dormir, comer o hacer las tareas diarias.
Para sorpresa, rápidamente perdieron el sentido del tiempo. El grupo no tenía comunicación con el mundo exterior y no podía usar teléfonos u otros dispositivos electrónicos.
Pero otros voluntarios se sintieron diferente, y dos tercios dijeron que querían permanecer en la cueva por más tiempo.
En asociación con laboratorios en Francia y Suiza, los científicos monitorearon los patrones de sueño, las interacciones sociales y las reacciones de comportamiento de los 15 miembros del equipo a través de sensores. Un sensor era un pequeño termómetro dentro de una cápsula que los participantes tragaban como una pastilla. Midió la temperatura corporal y transmitió datos a una computadora hasta que fue expulsado de forma natural.
La actividad cerebral de los voluntarios también se recopiló antes y después de que ingresaran a la cueva.
Los científicos detrás del proyecto dicen que los ayudará a comprender cómo las personas pueden adaptarse a condiciones de vida extremas y estar en completo aislamiento. Escucha el episodio completo en la app de iVoox, o descubre todo el catálogo de iVoox Originals
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