Es muy evidente cuando un pan está fresco o no. Lo mismo sucede con nuestro corazón. La frescura del corazón también es evidente. Cuando nuestro corazón está fresco se nota en nuestro estado de ánimo, nuestro aspecto, nuestro trato hacia las demás personas; Pero de manera especial, se nota en nuestra actitud ante la vida. NUESTRA VIDA ES LA EXPRESIÓN DE LA CONDICIÓN DE NUESTRO CORAZÓN. (De la abundancia…, Sobre toda cosa guarda…) Por eso Jesús habló de la importancia de mantener el corazón fresco y renovado. Marcos 2:22 ¿Y a quién se le ocurriría poner vino nuevo en odres viejos? El vino nuevo reventaría los odres y se perderían el vino y los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos. Un corazón fresco, ve el futuro con esperanza y está capacitado para entrar en las nuevas estaciones de la vida y abrazar los cambios con fe. La frescura de nuestro corazón es un reflejo de la frescura de nuestra relación con Dios. Muchas personas tienen una vida espiritual fundamentada en los recuerdos de los momentos que compartieron con Dios en el pasado. “Love is like bread. It has to be made fresh everyday.”
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