Hace unas semanas le hablé de la meditación a un amigo que pasaba por un periodo de angustia. Le advertí que le insistiría mucho, hasta que consiguiera que se lanzara a hacerla, y le dije que le ayudaría a expandir la mente.
Unos días después le mandé un mensaje para preguntarle si ya notaba eso, que los límites de su mente estaban más lejos, si la percibía de mayor tamaño que unos días atrás. Su respuesta fue divertida, y eso me alegró, porque me indicaba que estaba menos angustiado.
“¿Dónde se compra un mentrónomo?”, me dijo, y me hizo mucha gracia la ocurrencia.
oscar.gomez@qwertypodcast.com
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