La destrucción de la represa y central hidroeléctrica de Kajovka y el vaciado de su embalse en el río Dniéper, se sumaron a la miseria que sufre esa región ucraniana desde hace más de un año por los ataques de artillería y misiles. Un día después de la ruptura de la represa, la causa seguía sin estar clara, y tanto Ucrania como Rusia se culpaban mutuamente.
Las autoridades tomaron medidas el miércoles para rescatar a cientos de personas varadas en techos de inmuebles y a suministrar agua potable a las zonas inundadas por el colapso de una represa en el sur de Ucrania, en un desastre humanitario y ecológico aún en ciernes a lo largo de un río que forma parte de la línea del frente en la guerra en Ucrania.
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