"La literatura y sobre todo el arte, se encarga de embellecer su recuerdo. Dante nos la presenta complacido en la Divina Comedia a la izquierda del Precursor, en un puesto destacado y sublime en el cielo. Mil veces es cantada por poetas, celebrada por oradores y representada por pintores y entalladores.
Nuestros imagineros del siglo de oro inventan en su fantasía creadora nuevas maneras de interpretarla. Lucía para ellos es la joven heroína de ojos bellísimos que lanza rayos irresistibles. Un joven la persigue deslum-brado, y ella se enfada ruborizada. Comprende al fin que sus ojos le atraen, se acuerda de las palabras evangélicas y se los arranca.
Ningún dato histórico legendario comprueba esta escena, pero a ve-ces el arte se ríe de la historia. Al contemplar nuestros retablos antiguos encontramos con frecuencia una figura amable que parece mirarnos con sus órbitas vacías. Los dedos de la mano izquierda recogen pudorosos su manto, y con la derecha presenta en una bandeja los ojos que se arrancó por Cristo.
La iconografía la representa así quizá por la etimología de su nombre. Lucía significa “luz” o “la luminosa”. El pueblo comenzó enseguida por la misma razón, a invocarla como protectora de la vista, y abogada de ciegos de cuerpo o espíritu"
(Padre Morales, Semblanzas)
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