Juan Velita aseguró haber visto allí con sus propios ojos al Niño Jesús dormido. Al sentir el contacto de las caricias de Francisco, el niño despertó y sonrió al Hermano. Eso afirmó Juan Velita. Fue una noche inolvidable. Todos los habitantes de Greccio tuvieron la impresión de que su gruta se había transformado en un nuevo Belén, y contaban milagros.
¡FELIZ NAVIDAD!
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