Jesús no le pidió nada a Zaqueo. Él mismo decidió en su corazón restituir el daño que había causado al pueblo, no le importó despojarse, a diferencia del joven rico quien tenía muchas posesiones y las atesoraba en su corazón. Él confiaba en sus riquezas y no quizo poner a Dios en primer lugar. No confíes en tus posesiones, pon tu confianza en Dios y Él te dará la paz y felicidad que tanto buscas.
Create your
podcast in
minutes
It is Free