Eran hermanas carnales, nacidas en Hispalis (Sevilla), bajo el dominio romano; de modesta familia de cristianos clandestinos dedicados al oficio de la alfarería. En cierta ocasión, los seguidores de Venus llegaron a su casa solicitando el dinero correspondiente, pero se negaron a pagar por ser su fin contrario a su fe. Las encarcelaron, animándolas a abandonar sus creencias cristianas para no ser víctimas del martirio. Ellas se negaron, sufriendo muchas torturas y penalidades. La primera en morir fue Justa, su cuerpo lo tiraron a un pozo; después Rufina, a la que degollaron y quemaron.
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