Luego dijo el Señor: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy hacerle una ayuda adecuada” Génesis 2:18
I.Cuatro Causas de la Soledad
1. TRANSICIONES
Yo, por mi parte, ya estoy a punto de ser ofrecido como un sacrificio, y el tiempo de mi partida ha llegado. He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida. 2 Timoteo 4:6-8
2. SEPARACIONES
9 Haz todo lo posible por venir a verme cuanto antes,
21 Haz todo lo posible por venir antes del invierno. 2 Timoteo 4:9, 21
3. OPOSICIÓN
Alejandro el herrero me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. 2 Timoteo 4:14
4. RECHAZO
6 En mi primera defensa, nadie me respaldó, sino que todos me abandonaron. Que no les sea tomado en cuenta.
10 pues Demas, por amor a este mundo, me ha abandonado y se ha ido a Tesalónica. Crescente se ha ido a Galacia y Tito a Dalmacia. 2 Timoteo 4:16, 10
II. COMO HACERLE FRENTE A LA SOLEDAD
a).UTILIZA TU TIEMPO
Cuando vengas, trae la capa que dejé en Troas, en casa de Carpo; trae también los libros, especialmente los pergaminos. 2 Timoteo 4:13
I. Preocúpate De Ti Mismo
II. Aprovecha Tu Soledad
b).MINIMIZA EL DAÑO
En mi primera defensa, nadie me respaldó, sino que todos me abandonaron. Que no les sea tomado en cuenta. 2 Timoteo 4:16
I. No Te Amargues En Tu Soledad
c).RECONOCER LA PRESENCIA DE DIOS
Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas
2 Tim 4:17a
d).ENFATIZA EN LAS NECESIDADES DE LOS DEMÁS
para que por medio de mí se llevara a cabo la predicación del mensaje y lo oyeran todos los paganos.
2 Tim 4:17b
1. ABRE TU VIDA A JESÚS
Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho:
«Nunca te dejaré; jamás te abandonaré» Hebreos 13:5
2. ÚNETE A LA FAMILIA DE DIOS: LA IGLESIA
En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. 1 Pedro 3:8
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Lejos estás para salvarme, lejos de mis palabras de lamento. Salmos 22:1
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