El Salvador comparó las bendiciones del amor redentor con una preciosa perla. Ilustró su lección con la parábola del comerciante que busca buenas perlas, “que hallando una preciosa perla, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró”. Cristo mismo es la perla de gran precio. Veamos juntos como poder obtener esa hermosa perla de salvación.
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